Desde que los pintores franceses de la Escuela de Barbizon en torno a 1830 salieron de la comodidad del estudio para pintar al natural la belleza del paisaje de Fontaineblau, el paisaje se consolidó como un género indivisible con la idea de plantar el caballete en la tierra y experimentar la pintura «plein air». Éste verano y como viene siendo habitual en nuestra escuela, hemos vuelto a salir a la naturaleza para enfrentarnos con la complejidad de plasmar un pequeño rinconcito de realidad paisajística en el cuadro. aquí os mostramos unas imágenes de lo acontecido, esperando repetir la experiencia próximamente. Agradecimientos a los alumnos presentes en la actividad y a Gema U. Córdoba doba fotografia por el estupendo reportaje fotográfico.